sábado, 22 de septiembre de 2012

Segunda parte: Quien evita la tentación evita el peligro

¿Ves? Si es que no puedo contigo, no puedo no hablarte, no puedo no ignorarte... Eres mi jodida debilidad, mi jodido "talón de Aquiles", mi jodido mundo. Algún día encontraré el motivo por el cual, por más que lo intento, no consigo sacarte de mi cabeza. ¿Qué ha pasado? Explícame qué es lo que me has hecho para que no pueda dejar de pensar en ti ni un sólo segundo aunque no quiera. Con lo bien que he estado yo en verano, sin ti, ¿no tenías otro día para molestarme? Rectifico, fui yo la que te molestó. Tú también eras feliz y ahora como idiotas nos rayamos por algo que ni siquiera tiene fundamento, vaya par de ilusos... Rectifico, me rayo, a ti no te importa nada excepto tú. Al final será todo culpa mía, por intentarlo, pero no me arrepiento. Sé que si lo hice fue porque en aquel momento fue exactamente lo que sentí. Conclusión: Se me olvidó otra vez que sólo yo te quise. Se me olvidó que llega septiembre y todo lo que este horrible mes conlleva, el verte. Pero no sólo verte, sino recordar aquellos días que tan nuestros fueron y que ahora quedan tan lejos, tan lejos como que ha pasado casi un año y parecemos dos extraños. ¿Acaso no nos conocemos? Es verdad, que tú eres más de y si te he visto no me acuerdo. Sé, o al menos creo, que supone para ti un esfuerzo tremendo pensar en un nosotros, pensar en el mismo presente y en  un futuro que no es tan lejano como parece, tú prefieres jugar y probar a ver quien cae antes en tus redes, venga, déjamelo claro, que te cuesta un: "Pues no, me he dado cuenta de que no te quiero." Tu inmadurez te puede, ha podido conmigo y podrá con esto. Al igual que tu orgullo... Tú olvidas, se olvida, se nos olvida... Es irremediable, inevitable, y al final, sólo sucede una cosa, llega el puto invierno.

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