sábado, 22 de diciembre de 2012

Vegades


Ayer fue viernes 21 de diciembre de 2012, y supuestamente el mundo se habría acabado a las 12 del mediodía, o incluso a las 8 de la tarde. Pero no, seguimos vivos... Y seguimos siendo iguales que siempre. Y con esto me quiero referir a que no has dejado de ser un pesado ni el mismo día que te conocí. Y sí, te rayas tú solo. A ver, entérate, ¿no crees que cuatro meses son suficientes? ¿Que llevamos con la misma historia todo ese tiempo? Como ya dije antes, hemos llegado a un punto de inflexión, un punto de inflexión en el que tenemos que  empezar a valorar esas cosas que sí que merecen la pena y no detalles sin importancia... Y todo esto empezó porque eres idiota. Así de simple. No te entiendes ni tú y pretendes que yo lo haga... Esto, no. Dejé de lado una amistad por seguirte el rollo y quiero que sepas que esa fue la primera y la última vez que lo hice, ya que todo se fue a la mierda porque te hice caso a ti y no a quien me ofreció su ayuda. Me han abierto los ojos, y está claro que yo no soy perfecta, pero ahora me he dado cuenta de que tú también dejas mucho que desear... Hace tiempo pensé que aquel día fue un punto y final, pero tu insistencia derivó en una segunda parte. Ahora ya no, ahora es mejor “cortar por lo sano”. Sé que no soy para ti; no has sabido valorar a alguien que quería hacer de esto el principio de algo bonito, y sinceramente creo que no aprenderás a hacerlo nunca. ¿De qué vas? Si hasta las tías te borran del Tuenti porque eres un jodido plasta... Estoy segura de lo que te he dicho, de cada una de mis palabras. Olvídame, te será fácil. Olvidémonos, que esto sea un hasta nunca.

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