No es un domingo cualquiera
Vale, sí, otro mes más. Otros treinta, treinta y un días... Joder, si es que parece que fue ayer. Y ahora que ha pasado más de un año me encuentro en la misma situación que entonces, con una paja mental de las que hacen historia. Hace un año tú me echabas de menos. No puedo más... Y encima ahora tengo otro problema que resolver: actuar sin tener que arrepentirme. ¿Cuántas veces me dije a mí misma que tenía que pensar menos? Ahora mismo lo retiro, vivo en una indecisión continúa que me está matando, y entre que no sé lo que quiero, ni a quien quiero, ni a quien estoy dispuesta a querer sólo sé que hay algo que no ha cambiado desde aquel día: hay alguien a quien sigo queriendo pase lo que pase y pasen los días que pasen, pero necesito odiarle para quererle. ¿Y eso es sano? No sé, no creo. He aprendido a vivir con ello, con saber que estamos tan distantes, que hace demasiado frío. Pero también he aprendido que no tiene solución y que por ello no debo preocuparme tanto; lo sé, lo asumo, sigues en mis sueños y no puedo hacer nada para evitarlo... Así que quédate, pero... ¿por qué no te acercas un poco? Sé que todo esto ya te la suda, que sufrimos los dos por una causa perdida, que tienes otros planes en mente, pero un qué tal o algo nunca está de más. Ojalá llegue el día que diga que voy echando de más aquello que un día eché de menos, pero ahora te recuerdo como a nadie. Ojalá llegue el día en el que no sepa ni que te estoy olvidando. Pero yo creo que estamos condenados a encontrarnos, a que la vida se pare, vuelva y nos sorprenda, a que nos junte de nuevo, tú, yo, y un tal (ve)i(n)...
Un nuevo frente se me está poniendo delante y no sé cómo actuar. Bueno, sí, porque ya lo he hecho, pero ha sido fruto de un impulso y generalmente luego me suelo arrepentir... No aprenderé nunca a controlarme, a pensar qué es lo que necesito y qué es lo que quiero... Es que no estoy nada segura de lo que acabo de hacer, pero luego siempre hay alguien que te recuerda que a lo hecho pecho, y que no puedes hacer nada para cambiarlo porque el pasado permanecerá inmune a tus dudas. Dudas, eso, esa era la palabra que estaba buscando. ¿Metro o coche? Parecerá simple, pero eso es a lo que se reduce todo ahora mismo, a una cara o a una cruz. Tengo que elegir entre dos caminos nuevos relativamente que han aparecido a mis pies, tengo que decidirme entre la cabeza y el corazón. La cabeza me dice que elija la cara, que es lo más fácil, que estáis más cerca, que podréis veros. El corazón en cambio tira hacia lo imposible, hacia el verdadero reto. El reto de querernos y que la distancia no haga el olvido. Pero es que, ¿a quién hago caso? ¿a los sentimientos o a la razón? ¿a querer o a poder? Bfffff.... Todo es tan difícil nos empeñamos en complicarlo tanto... Y luego yo y mi subconsciente que me dice que ninguno está de verdad, que siempre me toca a mi forzar las situaciones, y quién sabe, a lo mejor es verdad y me estoy precipitando con todo.... ¿Y si me dejo llevar? El problema es que suena demasiado bien. Jugar al azar, nunca sabes donde puedes terminar, o empezar... A o B, cara o cruz, cabeza o corazón. Al final no será nada... pero es que me duele decir que 'no', que lo siento, que no siento lo mismo, que no puedo quererle igual que él me quiere a mi, y en el fondo le estoy acabando por coger cariño. Tengo una semana escasa para aprender de mis errores y tirarme a una piscina que probablemente esté vacía. Mientras tanto, a vivir la vida, sin pausa, pero sin prisa.
"Tuviste cientos de momentos que no duraron para siempre, y ahora estás en un rincón tratando de unir las piezas."
No hay comentarios:
Publicar un comentario