Me pregunto cuándo cerrará la herida. Sigue y sigues doliendo. Cuántas veces he dicho de pasar página y cuántas veces he vuelto a abrir el libro por el mismo capítulo. Joder, cada vez es más difícil y eso que me gustan los retos. Quiero verte y no sentir una mierda, pero no puedo o no quiero poder. Quiero aprender a olvidarte, dijiste hola y adiós. "Y el portazo sonó como un signo de interrogación." Continuas fabricando castillos en el aire y luego los derrumbas con un simple soplo de viento. ¿Por qué lo haces? Piérdete de una vez. Así, como te lo digo. Y lo peor no es que aparezcas y desaparezcas con quien te da la gana cuando te da la gana, lo peor es que sabes de sobra que eres el primero. Otra vez igual, me conozco, estoy ante otra recaída; por más besos que doy más echo de menos los tuyos. Siempre con otra, nunca conmigo. Siempre con otro, de vacío.
Y llega Septiembre, la rutina de siempre, esa que se lleva repitiendo los últimos años. Y no aprendo, sigo sin saber encajar las derrotas, sigo guiándome por impulsos, sigo olvidándome de las consecuencias, de los "no". Luego me arrepiento porque me enveneno tantas veces que ya no sé si lo hago aposta o porque bebo siempre del mismo vaso al que le han echado los mismos polvos blancos. Me fío, confío fácil. Es lo que tiene ser, a veces, inconscientemente demasiado buena. Si te he visto no me acuerdo, pero yo sí. Me acuerdo, te recuerdo, no sé que me pasa. Esas cenizas no jugaban con fuego, pero se ha vuelto a abrir un nuevo foco. Esa despedida no maquillaba un hasta luego, pero me he sonrojado cuando me has clavado tu mirada. Meses, meses, meses... Necesita un fin. No un 14 de febrero, o tardes de manta y película, o un volvamos a empezar, o un ni contigo ni sin ti; un fin, sacarme esta espina, cerrar la herida.
Y llega Septiembre, la rutina de siempre, esa que se lleva repitiendo los últimos años. Y no aprendo, sigo sin saber encajar las derrotas, sigo guiándome por impulsos, sigo olvidándome de las consecuencias, de los "no". Luego me arrepiento porque me enveneno tantas veces que ya no sé si lo hago aposta o porque bebo siempre del mismo vaso al que le han echado los mismos polvos blancos. Me fío, confío fácil. Es lo que tiene ser, a veces, inconscientemente demasiado buena. Si te he visto no me acuerdo, pero yo sí. Me acuerdo, te recuerdo, no sé que me pasa. Esas cenizas no jugaban con fuego, pero se ha vuelto a abrir un nuevo foco. Esa despedida no maquillaba un hasta luego, pero me he sonrojado cuando me has clavado tu mirada. Meses, meses, meses... Necesita un fin. No un 14 de febrero, o tardes de manta y película, o un volvamos a empezar, o un ni contigo ni sin ti; un fin, sacarme esta espina, cerrar la herida.
"Porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren."
No hay comentarios:
Publicar un comentario