lunes, 29 de octubre de 2012

Secundarios


TEMPORADA 1 


1. El típico que aunque no notes que esté, siempre está ahí. El pasado no siempre es la peor opción a la que recurrir, aunque hayan pasado casi dos años. Y no eres el de siempre, no,  esta vez me refiero al que  fue el primerísimo de todos. Aquel al que perdí la pista en invierno y que casualidades de la vida, volvió a aparecer en escena. A lo lejos, casi invisible, sin dejar rastro... Pero sé que estás ahí, y que a pesar de que nunca será como antes, quién sabe si el mismo destino que nos unió hace más de 300 días pueda volver a hacerlo ahora; y que se repita la historia. Nunca cerré la puerta del todo a una segunda parte y lo peor de todo, es que lo sabes.

2. El típico con el que es imposible llegar más lejos porque la confianza se ha dado demasiado de sí. Demasiadas confesiones, demasiadas dudas, demasiadas ilusiones... Demasiadas cosas que se quedaron en el aire. No me hago a la idea de que esté en mi cabeza más veces de las que quisiera... Pero, joder, ¿por qué eres tan deseable? ¿Por qué tienes algo que no sé? Con sólo mirarme, me tiene ganada. A lo mejor es necesario que le recuerde que tenemos una tarde pendiente. Deja de ser tan perfecto y deja de ser el preferido de todos, gracias. Pero aún así es imposible, no hay ni una remota posibilidad de que funcione, ni siquiera de que lo intentemos.

3. El típico que aparece al final de todo, cuando está a punto de comenzar un período de olvidar Madrid. Ese que te meten en la cabeza día a día, cada mañana que va rozando el verano y que poco a poco va ocupando un lugar en tu pensamiento, ese con el que te hacen ilusiones un mes, para que luego venga tu hermano y te diga: “No, es que ahora no es el momento, pero en Septiembre a lo mejor...” Odio infinito. Ha llegado Septiembre y ni una palabra, nada. Que no me vale con que me digas que él me quería cuando ya estaba ocupado, que ahora sólo me vale que me digas que sí, que todos nos lo hemos pensado mejor. En fin, será mejor que me olvide de esta historia, porque no hay por donde cogerla...

4. El típico al que conoces de toda la vida. Creo que ya lo he dicho todo. Es ese tipo de chicos con el que nunca hubo una simple amistad. Los piques ya empezaron de pequeños (y no hace falta que de detalles...) y continúan cada día desde que casualidades de la vida volvimos a encontrarnos entre cuatro paredes. A sus insinuaciones nunca se las lleva el viento, permanecen ahí, por si quiero hacerlas caso. Sus palabras nunca son en vano, siempre van con segundas; sus palabras siempre son indirectas, y últimamente directas, y no es que el entorno ayude a que la tensión que hay entre nosotros se calme, aunque sólo sea un poquito. Y yo me pregunto, ¿esta situación a él no le agobia? Joder, que yo sólo quiero algo normal... Antes lo definía como una relación de amor-odio, pero ahora... que amor ni que nada, aquí sólo hay odio. Nos odiamos, sí, pero como me has dicho, él y yo acabaremos juntos. Es una hipótesis, pero como no sea capaz de pararle los pies a tiempo, me veo en una situación incómoda dentro de muy poquito tiempo. Y por nuestro bien, por el bien de los dos, no creo que sea una buena idea. ¿Cómo puedo ‘odiarte’ tanto? Jodida tensión sexual no resuelta.

TEMPORADA 2


5. El típico que siempre será como una espinita clavada que no eres capaz de arrancarte, básicamente porque no quieres. El típico que llega aquel mes y todos te recuerdan que no está, que fui tonta por no aprovechar lo que hace veranos tuve la oportunidad de hacerlo, que vaya asco, ahora que él no viene a vernos. Yo voy por temporadas, a veces te olvido y no apareces otra vez hasta que alguien saca el tema (y pueden pasar meses), y a veces pienso en lo que pudo ser y no fue. Cuántas veces me he arrepentido de aquel mediodía, cuántas veces supe que después de quince días, era el momento perfecto, y que me gustabas bastante. Que te convertiste en una debilidad que hoy en día, echo de menos. Pero volvamos a aquel mediodía, ¿se acordará de lo qué pasó? Probablemente ya lo habrá olvidado, pero yo no. Los dos solos, pero no literalmente... ¿Eso fue lo que nos impidió lanzarnos? ¿Fue un malentendido? ¿Acaso alguno de los dos no quería?... Está claro que no, los dos dijimos que sí, es más, me lo confirmaron hace poco. ¿Fue una cuestión de pulseras? No, ya no éramos tan críos. Si nos queríamos, si desde el primer momento en que nos conocimos supimos que estábamos hechos el uno para el otro... ¿Por qué no pasó lo que tenía que pasar? Y no, no espero respuesta porque los dos la sabemos. Eh, llevamos mucho tiempo sin vernos. Si algún día nos encontramos, todo esto quedará en el recuerdo, pero a mí nunca se me quitará esa espinita... No sé si lo sabrá, pero espero volverle a ver. Aunque ya ni nos saludemos.

6. El típico que te propones como objetivo, el típico clavo que clavas para que saque al otro. Aquí seré breve, cuando era dos años más pequeña me gustabas, pero ahora que sé como es, me repele. ¿Cómo alguien tan tú ha podido convertirse en alguien tan sumamente cabrón e idiota? Luego te quejarás de que las chicas nos llevamos una opinión de ti que no es, pero es que tampoco haces méritos para cambiarla. Ufff... Si supieras como te has echado a perder, ni tú mismo te lo creerías. Buena suerte en tu intento de liarte con todo aquello que se mueve.

7. El típico que te presentan una tarde de risas como uno más, pero que sientes en ese mismo instante que las miradas que os lanzáis no son normales. Y para nada, desde ese día hay química, un feeling notable entre vosotros, y que acaba... Pues como tiene que acabar cuando dos personas que no se han visto en su vida se han conocido hace dos y terminan quedando una mañana; luego una tarde, luego otra mañana, luego tres veces al día..., aunque sólo sea algo de verano y no dure más de un mes. Fue bonito mientras duró. Es lo que tiene el invierno, que cuando llega, hace olvidar cualquier número, y hace que te olvide también a ti. Que sólo seas recordado como una anécdota, breve pero intensa.

8. El típico que con una línea es suficiente. No sabes que estás enamorada de él hasta que se va y probablemente sepas que nunca más os volveréis a ver... Puta distancia. Tú tan lejos, y yo tan aquí, echando de menos aquellas noches que no compartí contigo y que en realidad era con quien quería hacerlo. Por lo nuestro, por recuperar el tiempo que perdimos y porque vengas a verme, algún día. Definitivamente te quiero, y sí, una nacional puede unirnos. Aunque estemos a más de cuatro y cinco horas. No, que me enamoro.

9. El típico error que se paga caro. A ver, no digo que lo que pasó aquella mañana fuese uno, pero las consecuencias que ha tenido no podían haber sido peores... Y eso que aún no lo sabe quien lo debería de saber. Mira, sinceramente, no cambio por nada lo que tuvimos, cómo nos conocimos, cómo aparecieron las ganas, cómo apostamos, cómo funcionó. Un día, sólo uno, pero que fue suficiente. Porque probablemente, si hubieran sido más no habría sido lo mismo. Es el típico que tienes como imposible, pero que cuando lo consigues ya no te apetece más. Pues eso mismo, y además es recíproco. Sigo pensando que si al día siguiente sobraron las palabras fue por algo, que si el silencio sustituyó a los buenos días, también fue por algo.  Algún día hablaremos, nos volveremos a ver y veremos que pasa con nosotros; hasta entonces, que te vaya bien, y que sepas que no me pienso meter en medio de vuestra amistad otra vez. Que sois amigos, no es plan. Aquel día le olvidamos los dos, pero resulta que ahora yo no puedo olvidarle a él. Te quise a mi lado, pero hoy ya no. Lo que te hacía diferente del resto ha desaparecido.

10. El típico que se convierte en tu amor platónico cuando eres una enana, y que a lo largo de los años lo ha seguido siendo. Ahora ya te da igual, porque piensas que has dado demasiado por algo que no tenía sentido, pero justo el año en el que empiezas a pasar del tema te habla por primera vez en la vida. Así, de buenas. Pero luego se lía con tu amiga. En fin, es lo que tiene eso de que las cosas vienen cuando menos te las esperas, y que a quien buscas te ignora, pero cuando eres tú la que ignora, es él el que viene a ti. Exagerando, claro. Hola, has sido tú uno de los pocos que se pueden considerar verdaderos, y fuiste tú por el que cambié. Algún día te darás cuenta de todo el tiempo que me has tenido ahí, aunque tú no lo supieras, pero a lo mejor, ya será demasiado tarde... O a lo mejor no. Recuerda, isto é para sempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Lo más visto